El mate es una infusión preparada con hojas de yerba mate que tiene sus orígenes dentro de la cultura guaraní, su nombre deriva del vocablo “mati” que en quechua significa calabaza (pues el recipiente dónde se toma el mate habitualmente está hecho de calabaza) y es una de las tradiciones más fuertes del Río de La Plata, tanto en Paraguay, Argentina y Uruguay más allá de sus pequeñas diferencias en su preparación y formas de tomar.
En relación a su cantidad de habitantes el Uruguay es el país con mayor consumo de mate, siendo una tradición tan arraigada y popular que atraviesa todas las barreras de tiempo, posición social, formación académica y lugar.
El mate es un elemento unificador, excusa para reunirse, testigo de charlas y compañero de viaje y tardes de estudio; está tan presente en nuestra cotidianeidad que no ver a alguien tomándolo nos resultaría extraño y es tan propio de nuestra identidad que casi en cualquier parte del mundo dónde vean a alguien tomando mate ya saben que es uruguayo o argentino.
El mate es compañía en los momentos de soledad e invitación a la charla para las amistades, es un elemento que unifica a la familia tanto en la proximidad que se necesita para ocupar un lugar en la ronda de mate como por el ambiente que se genera.
No es raro ver profesionales con altos cargos o académicos de renombre y políticos disfrutando del mate, que es compañía en sus reuniones o exigen una pausa a sus quehaceres diarios.
Un paseo típico de las tardes y sobre todo de los domingos, día en que la mayoría de la gente no trabaja, tanto en invierno pero sobre todo en verano es el de ir a la rambla, dónde esa conjunción entre mate y el Río de la Plata ha sido, es y será un momento mágico en los corazones de cada uno de los que lo disfrutan.
